Muchas veces centramos nuestra atención el árbol nos tapa el bosque, estamos tan sumergidos en nuestras rutinas que cuando ellas son interrumpidas nos parece el fin del mundo. Pero a medida que cambiamos la dirección de nuestra mirada, empezamos a notar que a los costados y detrás de ese árbol existe un bosque, empezamos a transitar por los senderos ya marcados, incluso nuestros pasos empiezan a dejar huellas nuevas que marcan nuestro camino y de a poco vamos encontrando arboles nuevos, por lo cual, ya dejamos de ver ese espacio perdido como una perdida, empezamos a reconocer la oportunidad.
Estoy en ese proceso, en el proceso de aceptar el cambio de trabajo como una oportunidad que me da la vida para vivir de otra manera, para manejar mis tiempos, para alternar mis tareas con caminatas y momentos familiares.
Voy corroborando que este cambio lo busqué, y más allá de las circunstancias por el cual se dio, lo que sucede es que se dio y aquí lo estoy transitando.
Me empiezo a amigar con la idea de disfrutar la incertidumbre, de dejar de pensar eso que hasta hace poco tanto me preocupaba buscado la seguridad que supone contar con un empleo fijo.
La vida nos presenta las experiencias que debemos transitar para crecer, nos acerca a las personas con las que debemos interactuar para observar nuestras máscaras y poder, de ese modo, pulir el diamante que todos llevamos dentro, ese diamante que cuanto más pulido esta, mejor refleja el brillo de nuestra alma.
Hay gente que dice “la vida te da y te quita”, estoy empezando a creer que la vida siempre te da, incluso cuando te quita, ya que cuando te quita algo te está dando la oportunidad de transitar experiencias nuevas.
Ale Flores
10 de septiembre de 2021
La Merecida
En mi Oficina
Cerrando la semana laboral
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