Hay decisiones que por no tomarlas nosotros las toma el universo. Puede que nos generen resistencia, algunos tenemos resistencia a los cambios, preferimos la seguridad, la estabilidad, vivimos diciendo que todo está en constante cambio, pero cuando el cambio golpea nuestras puertas nos escondemos debajo de la cama para que no nos encuentre. Algunas personas se deprimen cuando se producen cambios bruscos en sus vidas.
Cuando se produce el cambio se transitan diferentes etapas, nos resistimos, luchamos por no cambiar, cedemos derechos con tal de aferrarnos a lo viejo, hasta que comprendemos que no depende de nosotros sostener eso que la vida nos plantea que ya no nos corresponde, transitamos el dolor del desapego, soltamos tras resistir con todas nuestras fuerzas, nos sentimos abatidos, sin rumbo, agobiados, abandonados. Deprimidos.
Pero el mundo sigue adelante, nada lo detiene, la vida sigue y por más que nosotros pretendamos que todo el mundo se detenga a contemplar nuestras necesidades pocas personas lo hacen, son pocos los que brindan verdadera ayuda, otros solo nos hacen saber su preocupación y siguen sus vidas sin más. Hasta que comprendemos que nosotros también tenemos que continuar con nuestra vida, que tenemos familia y amigos que nos apoyan, pero que es necesario que empecemos a caminar para que el camino se empiece a ver. Tal vez no sepamos cual es la dirección a tomar, tal vez busquemos el rumbo en diferentes rumbos, es cuando la mano del universo vuelve a aparecer y nos muestra el sendero, empezamos a recorrerlo y vamos viendo como se empieza a transformar en un camino, y cuanto más caminamos, mas nos agrada, nos empezamos a familiarizar con los nuevos paisajes, lo vamos conociendo y conocemos también a nuestros nuevos compañeros de ruta, algunos viejos conocidos, otros que llegan, puestos tal vez por el destino.
Empezamos a ver con otros ojos al cambio, incluso empezamos a revisar nuestros pensamientos y hasta encontramos que en ellos veníamos pidiéndole al universo cambiar, universo nos escuchó, elaboro una nueva ruta y esperó el momento exacto para poner en marcha su plan.
La vida cambia, tu vida va a cambiar, quieras o no los cambios llegan, diga lo que te diga no podrás prepararte del todo hasta que llegue el momento de vivirlos, ya que la vida hay que transitarla, porque transitar la vida es vivir, y mientras tengamos cuerpo deberemos abrazar las experiencias que nos lleguen sabiéndolas parte del camino, sabiendo que si tenemos experiencias que transitar es porque tenemos vida, y si tenemos vida, es que aún tenemos cosas que aprender, experiencias por transitar, caminos que recorrer.
Ale Flores
6 de septiembre de 2021
La Merecida
En mi oficina
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