Me empiezo a sentir bien después de un año en el que la vida me sacó de mi eje, de mi comodidad, de la zona de confort.
Me costó mucho reconocer que fui yo quien pedí estos cambios, como también salir del lugar de víctima y empezar a ser.
Me costó (y me cuesta), pedir ayuda, pero tengo una familia maravillosa, una madre espectacular, amigos que demuestran serlo en los momentos en los que realmente se demuestra la amistad.
Esta nueva etapa que recién empieza, es parte de los cambios globales que nos afectan a todos, el mundo cambió, y con él llegó el momento de replantearnos ¿para qué estamos?, ¿qué es lo que vinimos a hacer?. Empecé a entender, armé mi espacio adentro mío y dentro de mi casa para atender consultas espirituales, intercalo mis tareas terrenales con mi misión espiritual, doy, porque hace años supe que dando es como se recibe.
Todavía falta, y eso es lo bueno, porque eso indica que me quedan cosas por vivir, motivos por los cuales levantarme cada mañana, almas que necesitan encontrarse con la energía que soy capaz de canalizar.
Todavía hay mentes en las que debo hacer resonar el siguiente mensaje:
Estamos vivos en este momento de la humanidad por algo, porque podemos irradiarles luz a las mentes sumidas en la oscuridad, darles paz a los corazones agitados, darle amor a quienes sienten que el amor se ha ido, sanar a quienes necesitan sanación.
Dios te puso aquí y ahora para algo, sé quién sos, este es el momento.
Ale Flores
15 de Mayo de 2021
La Merecida
Espacio Sagrado
Altar de Fuego
Con Kika y Conny
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