Le pedí al viento que deje de
soplar un momento para que el fuego de las velas puedan brillar sobre mi altar
iluminando mi presencia mientras el humo de los sahumerios limpia mi cuerpo
energético y los santos que me acompañan encaminan mi destino, devolviéndome al
camino por medio de la sanación.
Arme mi altar con mis piedras,
hacía tiempo que no las sacaba de mi bolso, necesitan ser limpiadas, claro,
reflejan lo que necesito yo. Va pasando el tiempo y postergamos lo importante,
entrar dentro de nosotros mismos, iluminar cada espacio oscuro de nuestro ego,
purificar nuestras vibraciones, evolucionar en amor.
Reparar todo lo que nuestros
bajos pensamientos rompieron, ser conscientes del poder que tenemos, el cual
cuando no lo usamos conscientemente es tomado por energías inferiores que se
siente atraídas y llegan para provocar desarreglos que llaman nuestra atención.
Supe atender el llamado, es por eso que estoy aquí, con mi altar armado y
frente a él busco mi redención.
Volvió a sahumear mi cuerpo, a
ser consciente de este momento, este espacio, este tiempo, tan necesario en mi
misión.
Cuando creemos que no hay mas
respuestas aparecen nuevas preguntas, nuevos interrogantes que nos obligan a
buscar adentro lo que no encontramos afuera, a poner las manos en nuestro
corazón en forma de plegaria. Quedarnos en silencio, y repararnos en el perdón.
Envuelvo mi cuerpo en energía
rosa, mi casa, mi familia, mis seres queridos, mis bienes materiales. Los
envuelvo en una nube rosada brillante de que gira en el sentido del tiempo
representado por las agujas del reloj.
La llama rosa purifica todas las
energías negativas, regresa la armonía, prevalece el amor.
He atendido el llamado.
Ahora estoy en paz.
Ahora estoy con Dios.
Ale Flores
23 de Noviembre de 2019
La Merecida
Silla Azul
Espacio Sagrado
Altar de Fuego
Con Kika, Conny y todos los
seres de la luz
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