A lo largo de la vida uno va
acunando sus pequeños tesoros, las cartas de sus amigos, las tarjetas de
cumpleaños, la cruz o medalla de bautismo, comunión, fotos, objetos, recuerdos.
Abrí mi bolso para sacar la
libreta y la lapicera y encontré algunos de ellos, las estampitas que traje de
Roma. Las mire, las toque y supe que serán parte de lo que dejaré en mi
descendencia cuando mi cuerpo ya no camine la tierra.
Tal vez alguien la de valor,
quizás sean guardadas como conservo el reloj de mi abuelo, o las medallas de mi
padre, puede ser también que queden en el olvido por mucho tiempo, como sea
siempre llevarán las vibraciones de cada vez que tomé contacto con ellas, mis
energías y sentimientos.
Guardaran los kilómetros que
recorrimos juntos, las etapas de la vida, los ruegos, los agradecimientos.
Estos son los bienes más
preciados, ya que representan instantes, momentos, llevan consigo el amor de
quien los brindó, potenciado por el de quien los guarda, más allá del paso del
tiempo.
Ale Flores
17 de Agosto de 2019
La Merecida
Living
Con Lola y Uma
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