No nos
descubrieron, nos encontraron, nosotros ya estábamos descubiertos por nosotros mismos,
teníamos cultura, creencias, costumbres, amor.
Cuidábamos la
tierra como nadie más la cuido después de la llegada de ellos, éramos
respetuosos de la pacha mama, y del padre sol.
No nos
descubrieron, nos saquearon, nos transmitieron sus enfermedades y se llevaron
todo, destruyeron todo.
Fue un
genocidio, les abrimos nuestros brazos, nos clavaron sus lanzas en el corazón y
le llevaron nuestras reliquias al Rey.
Dicen que la
historia la cuentan los que ganan, y eso quiere decir que hay otra historia, la
que sale a la luz como brotes tras un largo invierno, como la vida que florece
desde las cenizas.
Contemplando a
la tierra les dejo un rayo de luz a los pueblos originarios, a los habitantes
de América antes de la llegada de los colonizadores. Aun debemos sanar las
venas abiertas de latinoamérica, debemos perdonar y honrar, recordar la sangre
que tiño nuestros ríos, para poner luz sobre el sufrimiento que aun duele en
los ojos que reflejan desigualdad, impotencia, injusticia.
500 años son un
suspiro en la eternidad, aun nuestro ADN debe ser sanado.
Y la verdad
debe ser la que cuente la historia.
Ale Flores
12 de Octubre de 2019
La Merecida
Living
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