Muchas veces escuché hablar de
gente que “pelea contra una enfermedad”, incluso mi viejo supo darle pelea al
cáncer que lamentablemente lo terminó derrotando, en realidad no fue una
derrota, (me costó escribir esa palabra y volví sobre ella buscando un sinónimo
más preciso a lo sucedido). El cáncer no lo venció, la enfermedad fue el camino
que tuvo que transitar para dejar de tener peleas afuera, y verse obligado a
luchar contra algo que estaba adentro de su cuerpo.
En una de nuestras charlas le
dije que abandonara la lucha, que el camino no era darle pelea sino convivir
con el cáncer, entender que lo causó, cuáles fueron los pensamientos y
sentimientos que lo provocaron para erradicarlos y empezar a ver la vida de
otra manera. Lo invité a disfrutar de lo que su cuerpo le dejaba a medida que
se iba deteriorando producto de la enfermedad.
El proceso lo ayudó a crecer,
pudo lograr cambios que tal vez sin el cáncer le hubieran llevados varias
encarnaciones humanas, nos unió como familia, reparó nuestros vínculos y nos
dimos todo el amor que pudimos hasta el último suspiro.
Ahora que sé que mi viejo
descansa en paz comprendo también que la vida nos da luchas internas para que
abandonemos las luchas externas, yo mismo le he pedido a Dios enfrentar en mi a
mis propios egos y no al verlos reflejados en otros, ya que eso produce conflictos
con otras almas.
Hoy me veo obligado a cambiar
hábitos para seguir viviendo en este cuerpo, con el que aún espero poder seguir
experimentando las emociones humanas.
Ale Flores
27 de Julio de 2019
La Merecida
Silla Azul
Espacio Sagrado
Altar de Fuego
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