miércoles, 16 de enero de 2019

Jazmín


Contemplo tu belleza, la admiro, la deseo, la busco.

Durante años he esperado tenerte, procuré tu presencia en mi vida, te busqué, te encontré, te vi crecer.

Cuidé de vos, observé tus necesidades, hasta tuve que renunciar a tenerte cuando creí que te irías.

Muchas veces, caminando por ahí sentí tu perfume que trajo a mi mente recuerdos, momentos de mi infancia, instantes donde tu nombre y tu presencia se hizo presente.

Fuiste la preferida de mi viejo, el regalo que, como último deseo le pidió a mi hermano que le haga llegar a su mamá cuando se acercaba el día de la madre. Pocos días después de su partida Pablo cumplió con su última voluntad, y de ese modo, fuiste vos el puente material que los volvió a unir, una vez más, por última vez cada día de la madre, ya que repitió el ritual hasta que mi abuela desencarnó.

Por eso cada vez que te veo recuerdo a mi viejo, a mi abuela, a las mujeres que vi derretirse ante tu presencia, rendirse ante tu belleza, la que aprendí a admirar desde que descubrí ese perfume dulce e intenso que nace de tu naturaleza, que llena los espacios que habita, que se destaca aún entre los diferentes olores de las ciudades.

Tu pureza, tu blancura se destacan en cualquier balcón, en cualquier jardín, como en el mío, en el que tenes un espacio privilegiado, aunque el privilegiado soy yo, cada vez que salgo y me encuentro con tu belleza.

Te amo.


Ale Flores
16 de Enero de 2019





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