Debemos aprender de los perros a
disfrutar de las pequeñas cosas que dan vida a la vida.
Ellos saben disfrutar de una
siesta al sol.
Disfrutan como pocos al recibir
caricias.
No necesitan más que tenernos
cerca, sentir nuestra presencia, acompañar nuestros días.
Devoran vorazmente su alimento,
como nosotros vorazmente nos alimentamos de algunas energías, tal vez no por
medio de alimentos, somos adictos al consumo, a algún tipo de consumo.
Debemos aprender a esperar como
esperan ellos, a ser fieles a quien nos cuida.
A dar besos que sean sanadores.
Y que otros sientan ser queridos en nuestra compañía.
Tenemos tanto que aprender de
los perros, cada uno tiene su magia, su alegría.
Cada uno es único e irrepetible.
Los perros nos dan felicidad,
amor y alegría.
Ale Flores
7 de Octubre de 2018
La Merecida
Espacio Sagrado
Altar de Fuego
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