¿Cuántos abrazos nos quedan?
¿Cuántos abrazos vivimos?
¿Será tal vez este un mejor modo
de medir la vida que la edad?
La veo a mi vieja a lo lejos,
ella no me ve, no sabe que escribo sobre ella, cuando la vi, sentada al sol
frente a la casa de mi hermano pensé en eso y recordé un abrazo que mi hija me
negó porque estaba apurada, los adolescentes no tienen conciencia sobre algunas
cosas, sobre la importancia de algunos momentos que son contados en la vida de
cada persona.
“Abrazáme buen porque
algún día me vas a extrañar”, me dijo un día mi viejo ante
un abrazo apresurado de mi parte, y hoy lo extraño, extraño sus abrazos.
Ya no somos adolescentes, ahora
comprendemos el valor de lo que tiene valor.
Disfrutemos los abrazos, abracemos
a quienes nos quieren abrazar.
Ale flores
28 de Octubre de 2018
La Merecida
Silla Azul
Espacio Sagrado
Altar de Fuego
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