Cada uno de nosotros tiene una
montaña por escalar, miedos por superar, vínculos por sanar, emociones que
trascender.
Todos, absolutamente todos
vivimos los mismos sentimientos humanos, tal vez reflejados en diferentes
cosas, todos somos apegados a personas, situaciones o cosas.
Lo que hacemos día a día es
escalar esa montaña, dar un paso más o buscar un refugio para esperar que el
tiempo cambie y volvamos a poder subir.
A veces experimentamos un camino
que en determinado momento nos muestra que no nos lleva a ningún lado y debemos
volver sobre nuestros pasos hasta encontrar el sendero que nos permite seguir.
A veces los obstáculos son
tantos que creemos estar derrotados, pero un luz, una señal nos muestra por
donde seguir.
Cada persona que ves, cada alma
con la que interactuas vive su proceso, la apariencia externa solo es eso, una
apariencia, su interior es tan profundo e infinito como el universo mismo.
Tu palabra puede ser la señal
que otro este esperando, tu ayuda, por menor que parezca, puede ser una gran
bendición.
Cada instante vivimos la
oportunidad de dejar grabado nuestro paso por la tierra.
Cada experiencia es una
oportunidad para ser mejor, ¿mejor que otro?, no, mejor que uno mismo.
Cada uno sube su montaña, no hay
más altas ni más bajas, lo que cambia es la aceptación.
Ale Flores
9 de Septiembre de 2018
La Merecida
Silla Azul
Espacio Sagrado
Altar de Fuego
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