Con mucho amor despido a esta
libreta. Cierro esta etapa de incertidumbre, miedos, búsqueda constante de luz,
de refugios ante la oscuridad.
El templo es el cuerpo, y
tenemos que llevar luz para que desde nuestro ser parta la llama que queremos
ser en todos los demás.
La luz del universo vibra en
nosotros, y somos nosotros los que elegimos que vibrar en los demás.
Que todas las vivencias grabadas
en esta libreta conformen mi crecimiento, mi evolución, y que yo sea capaz de
trasmitir en mi mirada cada palabra de amor, cada vibración de luz que imprimí
en sus hojas.
Hoy comienza la eternidad de
estos manuscritos.
Hoy termina un ciclo y nace otro.
Gracias padre por lo que ya es.
Ale Flores
11 de Agosto de 2018
La Merecida
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