Me he cuestionado por necesitar
estímulos externos para resolver cuestiones internas, desde una aspirina para
un dolor de cabeza, hasta un viaje para cambiar de aires, pero es cuando acepto
que esos estímulos también son parte de la creación de Dios que acepto sus
propiedades y ellas logran producir efectos en mí.
A veces sucede que necesitamos
estímulos, una palabra, un abrazo, un beso, una mirada, un viaje, un regalo.
¿Por qué no aceptarlos?, ¿Por qué rechazarlos?.
Tenemos materia en un mundo
material, y nuestra materia algún día nutrirá la tierra que pisamos.
Estamos vivos.
La vida nos rodea, o nos abraza.
Ale Flores
12 de Mayo de 2018
La Merecida
Living
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