jueves, 26 de octubre de 2017

Otra forma de amar



Ayer les pedí Reiki para mi perra Felicia, les pedí un rayo de amor para ella, y la verdad es que las respuestas que he recibido me conmovieron profundamente. Anoche le leí mensajes de ustedes mientras comía, ya que la fuerza que le mandaron le dieron ganas de comer y lo que parecía imposible fue real, incluso ví que le temblaban menos las piernas que los días anteriores.

No solo lo hicieron por ella, lo hicieron por mi y por mi familia, me hablaron mucho del desapego y sé que es algo que debo trabajar, que me cuesta muchísimo soltarla y saber que a pesar de no verla más su presencia seguirá custodiando mi jardín como cada día desde que nos mudamos a nuestra casa.

Hace tiempo vengo pensando en honrarla dedicándole un espacio especial, voy mentalizando imágenes de lo que será el lugar que dispondremos para su descanso eterno. La veterinaria fue muy clara, “ustedes tienen que tomar la decisión de hasta cuando quieren esperar”, cuidar a Felicia estos días es todo un trabajo, hay que levantarla por las mañanas y controlar que no se caiga en algún lugar que la pueda lastimar, hacerle tomar sus medicaciones, (que las rechaza con mucho ímpetu), preparale la comida y estimularla para que coma. En fin, una tarea que no da descanso y que nos mantiene la cabeza ocupada todo el tiempo, ya que solo nos relajamos cuando sabemos que esta acostada dentro del lavadero dispuesta a dormir.

Gracias a Dios no manifiesta dolores, solo se ve su cara de cansada, y por momentos cuando toma fuerza camina intentando alejarse de nosotros, tal vez para que no la veamos en sus últimos momentos como dicen que hacen los perros cuando saben que se aproxima el final.

Es raro, por un lado siento que su energía ya habita en el aire de mi jardín, que su ADN forma parte de las plantas y del césped que crece de la tierra, por otro me cuesta imaginar mis días sin verla, sin saber que tengo que buscarla en el lavadero o salir a ver si esta acostada o se levanto a caminar.

Abro mi alma, (como en cada texto), exhibo mi ego como tantas veces, soy humano y sufro las perdidas como la mayoría de nosotros, tal vez me falta una respuesta, que me diga con sus palabras que todo está bien, que sabe que siempre le di todo lo que le pude dar, que me he esforzado por darle un pedazo de pasto para que pueda correr cuando vi en sus ojos que ya no quería vivir en un pequeño departamento, que no me importó jamás gastar dinero en tratamientos que creí que la podían beneficiar. Quisiera que su vida fuera eterna, que cada día me acompañe, que cada noche me custodie, como me custodio a mi y a mi familia, como nosotros cuidamos su vida, como vamos a custodiar siempre su eterno descanso.

No puedo parar de llorar mientras escribo, y créanme que tampoco quiero guardarme las lagrimas, son parte de un proceso que he empezado hace un tiempo, un proceso que me llevará mucho tiempo, el de aceptar la partida de mi perra, la partida del ser que me enseño a amar a los perros, a entender otra faceta del amor, a aprender otra forma de amar.


Ale Flores
26 de Octubre de 2017



No hay comentarios:

Publicar un comentario