lunes, 10 de abril de 2017

Para toda la vida


Hay momentos que pueden parecer comunes, intrascendentes, pero la trascendencia se la ponemos nosotros de acuerdo como los vivimos, de acuerdo a como los aceptamos.

Ayer la lleve a mi hija a comprar zapatos, nos fuimos solos ni bien nos despertamos, conduje 50 kilómetros hasta el local, y cuando llegamos no le gusto ninguno, no quiso nada, así que volvimos. Podría haber sido una pérdida de tiempo, pero fue un paseo genial, escuchamos música, charlamos, compramos otras cosas y hasta nos emocionamos hablando de Malvinas, tema que está estudiando en el colegio.

Recordé una charla que tuve con mi viejo en 1982, cuando tenía 9 años y se desarrollaba la guerra. Recordé la profunda tristeza de mi viejo cuando me dijo que la derrota era inminente, fue en un viaje en auto, y ayer casualmente parte de nuestro recorrido fue por las mismas calles donde esa charla se desarrolló, doblamos en la misma esquina en la cual, a mis 9 años leí “ESTAMOS GANADO” en la portada de un medio grafico de comunicación, y comencé la charla mencionándosela a mi viejo con la inocente alegría de un niño, lo que desató una conversación similar a la que tuve ayer con Julieta.

Recorrí avenidas que tantas veces transite con mi viejo, recordé los viajes por la General Paz para ir a Banfield a ver a mi abuela, viajes que no volverán, porque mi viejo y mi abuela ya no están, y no me atrevo a enfrentarme con la soledad de su casa.

Hoy recuerdo el viaje de ayer trazando un nuevo viaje, el de disfrutar otro día junto a mi familia.

Otro día que podrá ser uno más, o podrá ser para toda la vida.


Ale Flores
9 de Abril de 2017
La Merecida

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