Hay personas que influyen en
nuestras vidas, que influyen en nuestros gustos, en nuestra formación, personas
colocadas por la vida frente a nosotros que captan nuestra atención y nos saben
guiar. Así un día aparecieron Meche y Jorge Gamboa, que eran vecinos y se
hicieron amigos de mis viejos. En reuniones inolvidables los aprendimos a amar,
Jorgito me condujo a la buena música, me ayudó a refinar mi amplio gusto
musical, y lo hizo sin forzar mi interés por cada género, me llevó a diferentes
conciertos, los disfruté a todos, y ahora disfruto tanto ir a algún concierto
como charlar con él.
Meche, la gallega, nos deleito
con sus comidas, con los recuerdos de España que habitan en su piel, y así fue
como una noche su ser se hizo presente en nuestras mentes mientras descubríamos
el mercado de San Miguel, cercano a Plaza Mayor, en Madrid. Se hizo presente y
no dudé en llamarla, quería dejarle mis sentimientos de ese instante exacto,
quería que supiera que era parte de mi historia, de esa historia y si estaba
ahí era porque ella nos supo guiar, nos llevó en la vibración de sus palabras a
su tierra, y saboreando sus delicias, brindamos por ella, por Jorge, y por
estar ahí.
A mi me gusta homenajear a la
gente que hizo cosas buenas en nuestras vidas, es la gratitud que aprendí de
mis viejos lo que dejo plasmado aquí.
La gratitud que siento hacia los
Gamboa, que tanto han sembrado en nosotros, y disfrutan de las cosechas, se
enorgullecen con nuestros logros, y nos lo hacen saber.
Le doy gracias a la vida por
Meche y Jorge, por los Gamboa, por todos los Gamboa que nos pone la vida y que
nosotros sabemos ver.
Tal vez algún día este Flores
sea un Gamboa de alguien, si eso sucede, es gracias a ellos también.
Ale Flores
18 de Marzo de 2017
La Merecida
Silla Azul
Espacio Sagrado
Altar de Fuego
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