lunes, 13 de marzo de 2017

Hemos vuelto tras un viaje soñado


¿Viste cuando no sabes por dónde empezar?

Tengo tantas emociones en mi espíritu, tantos pensamientos en mi mente que no los puedo ordenar como para plasmarlos en un texto, en este texto que es el primero que escribo desde el 14 de febrero pasado, fecha en la que partimos junto a mi familia rumbo a Madrid.

Pienso en Madrid y me emociono. Caminar esas calles fue como volver a un lugar propio donde nunca había estado y sentirme acompañado por espíritus familiares, como el de mi viejo que adoraba su plaza mayor. Encontrarme con Micky, mi hermano del alma, pasar junto a él y nuestras familias mi cumpleaños Nº 44 en su floreciente emprendimiento gastronómico. Volver caminando de noche atravesando la ciudad con la certeza de estar emprendiendo un gran viaje llena mis ojos de lagrimas con solo escribirlo.

Lleve en mi bolso una libreta donde plasmar emociones, pero no escribí en ella ni una sola palabra, las guardé en mi alma y en mi corazón, cada vivencia, cada sonido, cada aroma, cada sensación ya son parte de mi ser.

Hace 24 horas que volvimos a Buenos Aires luego de recorrer 10 ciudades de Europa, después de haber estado frente a la tumba de San Pedro, al Papa Francisco, De haber visto la capilla Sixtina, y otras obras maravillosas de Miguel Ángel como El David, Moisés, o La piedad…

Luego de dejarme seguir por todo el salón por la atenta mirada de La Gioconda en el Museo del Louvre, y descubrir en esos ojos la genialidad que nos dejo Leonardo Da Vinci, quien parece mirarnos desde atrás del cuadro.

La torre de Pisa, las calles de Venecia, y emocionarme frente al altar que guarda los restos de San Marcos recordando a mi vieja.

Esconder mis lagrimas ante las Meninas de Velázquez y las obras del museo del Prado que despertaron la maestría de mi viejo en el arte de iluminar.

Arrojar una moneda tras pedir un deseo en la fontana di Trevi, o deslumbrarme ante la torre Eiffel.

Son tantas emociones que es difícil ordenarlas, y hasta disfruto del desorden que me llevaría toda la vida ordenar, si es que eso tuviera algún sentido.

Sé que lo vivido ya forma parte de nuestras vidas, que no somos los mismos que partimos de Bs. As. el día de los enamorados, que ya nada será igual, que en nuestro ADN grabamos todas esas emociones para nosotros y para nuestras descendencias, y permítanme (aunque crean que peco de pedante), decir que me siento sumamente orgulloso tras poder haberle brindado a mi familia este viaje que acaba de culminar, lo merecemos, como merezco también permitirme esta emoción que nubla mi mirada haciendo brotar lagrimas de las que solo mi viejo es testigo, como lo fue en cada momento en el que no las pude contener y ellas quedaron reservadas para él y para Dios.

A veces volver es tan grato como partir….

…Hemos vuelto tras un viaje soñado.


Ale Flores
12 de Marzo de 2017
La Merecida

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