Hoy estoy descalzo, mis pies
están sobre la tierra.
Mi mente en calma, y desde la
calma lleva paz a mi corazón.
Mis perras también descansan,
están recostadas cerca de mi, me custodian y saben que yo también a ellas.
Todo está en calma, se respira
calma.
Kika busca hacer de mis
sandalias una almohada y quedarse dormida junto a mi.
Tres velas arden en mi altar de
fuego, el humo de los sahumerios se deja seducir por una leve brisa que lo
invita a caminar tumbo al oeste.
Kika ya se logró dormir, Conny
lo hizo hace rato. Felicia me mira y se vuelve a recostar, ella lee mis
pensamientos, escucha mis vibraciones.
Se termina la tinta de la
lapicera con la que escribo, otra más de tantas que han pasado, tengo repuestos
guardados, no me quedare sin escribir, no dejare de sacar las energías que vine
a sacar.
He escrito muchos textos en este
lugar, los escribo para limpiar mi mente e iluminar mi corazón.
Descalzo mis pies para descargar
en la tierra energías que ya no me corresponden, y tomar de ella las que
necesito para seguir.
Aquí todo es calma, y desde esta
calma puedo soltar la baja estima, los miedos, las inseguridades que me
alcanzan como a todo ser humano.
Cierro mis ojos, me quedo
escuchando los pájaros, la música y la voz que me guía a fluir.
Sé que sin calma no hay paz, y
sin paz no hay confianza, no hay estima, ni certeza.
Aquí recuerdo que YO SOY un hijo
de Dios, que los asuntos terrenales son de la tierra, que YO SOY de la luz, que
estoy de paso, y no existe el fracaso.
He vuelto a la paz desde la que
fluye la energía que me mantiene vivo.
La energía que hace latir mi
corazón.
La energía Real, ya que proviene
del Reino del cual soy su heredero, como hijo de Dios.
Ale Flores
28 de Marzo de 2017
LA Merecida
Silla Azul
Espacio Sagrado
Altar de Fuego
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