En el vientre de tu madre le
diste forma a tu cuerpo, de su cuerpo saliste al mundo, el te dio tu primer
alimento, sus brazos te acunaron, sus latidos sincronizaron los tuyos, sentiste
en el pulso de tu madre el pulso de la vida, y lo empezaste a vibrar.
Creciste, incorporaste alimentos
de la madre tierra, respiraste y tomaste el sol, las energías del padre cielo.
La madre tierra y el padre cielo
fueron y son tu sustento, lo que te permite vivir.
Podrás haber vivido carencias,
pero nunca te faltó nada, todo en la tierra estaba, tal vez no lo pudiste ver.
Tu sustento es la vida, las
etapas te pueden llevar por distintos lugares, pero de la madre naciste, y a la
madre vas.
Cuando dejes tu cuerpo en la
tierra, volverás al vientre de la madre eterna, en la que tu energía quedará.
La tierra es el escenario de
aprendizaje, donde transitamos este viaje que vinimos a transitar.
Lo eterno es la energía, esa que
un día bajo del cielo y en tu cuerpo encarnó. La que se elevará de nuevo,
cuando entregues tu cuerpo, cuando concluyas tu misión.
Ale Flores
14 de Enero de 2017
La Merecida
Silla Azul
Espacio Sagrado
Altar de Fuego
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