En lugar de pensar en que quiero
escribir, me uno a mis emociones y dejo que ellas hablen.
Contemplo el fuego de una vela,
y encuentro en el fuego mi propia candela.
Somos candelabros en los que
arden velas, 7 fuegos, 7 rayos, 7 chackras.
Algunas llamas desprenden humos
negros, señal de estar quemando algo oscuro, turbio. Otras llamas se ven
perfectas, parecen bailar y su llama elevan, ofrecen calor, pero sin humo,
iluminan sin contaminar.
De acuerdo a como estén nuestros
chackras iluminaremos nosotros, podemos ser tóxicos o simplemente luz.
He venido aquí a calmar mis
emociones, a hacer de ellas canciones que en estos renglones puedan bailar.
Me voy quedando en silencio,
estoy alcanzando la calma, vuelvo a observar el fuego, desciende la energía, la
veo llegar, forma un círculo alrededor mío, me quedo en silencio, me voy a
alinear.
Aparecen pensamientos, pero la
luz se manifiesta con mas intensidad y los retira de mi mente. Dejo que todo
salga, ya que al quitarlos de mi mente los retiro de mi mundo. Vuelvo a estar
en paz.
Me perdono.
Me acepto.
Acepto que me puedo equivocar.
Acepto el error como parte del
acierto.
Siguen quemando mis llamas, el
candelabro que soy esta encendido, mis 7 llamas están brillando, arden en el
fuego, en el fuego de la paz.
Ale Flores
22 de octubre de 2016
La Merecida
Silla Azul
Espacio Sagrado
Altar de Fuego
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