Cada uno de nosotros estamos acá
por algo, hay algo que solo cada uno de nosotros puede hacer, algo que más
nadie puede hacer del mismo modo, con la misma entrega. El tema es reconocer
esa manifestación de la divinidad en nosotros y llevarla a la práctica ofreciéndola
al mundo, ya que así el mundo nos ofrecerá lo que necesitamos para seguir
cumpliendo con nuestra misión en la tierra.
Para cada uno de nosotros hay un
lugar especial, un sitio que solo nosotros podemos habitar ya que nos
corresponde, responde a nuestra co-creación, cuando encontramos nuestro lugar y
lo habitamos todo fluye, ya que ese espacio nos provee de las energía que
necesitamos para ser.
Ambos caminos, el de reconocer
nuestra maestría interior y practicarla, como encontrar nuestro lugar en el
mundo y habitarlo, permiten que fluya nuestro ser, ambos son parte del
recorrido que vinimos a transitar en la vida y descubrirlos activa nuestra
misión.
Siempre que planteo esto llega
la pregunta recurrente; ¿Cómo lo hago, como sé que es lo que vine a hacer. Cómo
encuentro mi lugar?.
Las respuestas pueden ser
muchas, o puede ser una sola.
Lo que viniste a hacer es
aquello que siempre estuvo adentro tuyo e intentó manifestarse en distintos
momentos, de diferentes formas mostrándote una natural habilidad para realizar
algo que para otros no es tan simple o tan placentero como lo es para vos, eso
que cuando lo haces sabes que llevará tu firma aunque no imprimas tu rubrica,
algo en lo que te reconoces y te conocen los que te reconocen.
Para encontrar tu lugar en el
mundo tenes que buscar en tu interior el sitio donde queres vivir, saber que
elementos sentís que debe contener tu espacio visualizándote a vos viviendo en
ese lugar que te da placer con solo habitarlo en tu mente y confiar en que el
universo está preparando todo para que sea tuyo, para que lo habites en este
paso por la tierra cuando sea el momento.
Cuando encuentres tu lugar y
desde ahí expandas tu misión, cuando desde tu lugar le ofrezcas al mundo lo que
viniste a ofrecer, todos los caminos se abrirán, nuevas llaves tendrás y más
puertas podrás abrir.
Más se iluminará tu corazón por
iluminar a otros, otros que puedan reflejarse en tu espejo, en el espejo que
sos vos para descubrirse y saber que su vida también tiene un sentido, que
están acá por algo, que Dios les dio una misión.
Y cuando esa persona se guarde
en su silencio para dejar que tu semilla se trasforme en su retoño y vea la
luz, habrás hecho tu misión, y su misión estará en marcha.
Si estas palabras resonaron en
tu corazón, quiere decir que yo he hecho mi misión, y que ahora tu misión está
en marcha.
Ale Flores
17 de Septiembre de 2016
La Merecida
Silla Azul
Espacio Sagrado
Altar de Fuego
Podes escuchar este texto que fue leído en Pop Radio, FM 101.5 por Veronica Merigo, el 29 de Marzo de 2017 en el siguiente vídeo:
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