Pensá en algo que te de bronca,
mucha bronca. Tal vez te cueste encontrarlo, pero quizás haya que buscar.
Revisa eso que no podes tragar,
eso que altera tu humor.
Cuando lo encuentres observa
todo lo que te provoca, todo la ira, la angustia, el dolor.
Imagina todo eso que sentís como
un plato de comida, visualízalo sobre tu mesa, sobre la mesa en la cual
habitualmente comes. Estas frente a ese plato, ya lo ves, lo podes oler, ves
sus colores, y su textura, te da asco su aroma, y sabes que su sabor será
asqueroso.
¿Comerías de ese plato?
¿Te alimentarías de él?
¿Dejarías que eso sea parte de
tu cuerpo?
Así como esta envolvelo en una
bolsa y tiralo a la basura.
Sacalo de tu casa, de tu vida,
de tu cuerpo.
Cada bronca por mínima que sea
se convierte en alimento, alimento que conformará lo que sos, lo que somos.
Somos lo que comemos, nuestro
alimento conforma nuestra materia, y el alimento mental es el espiritual.
Las broncas están ahí, guardadas
en la heladera.
Saquemos todo afuera, limpiemos
y elijamos el alimento, será también nuestro aliento, y el brillo de nuestra
vida.
Ningún alma está perdida, todos
brillamos por algo.
Ale Flores
19 de Marzo de 2016
La Merecida
Silla Azul
Espacio Sagrado
Altar de Fuego
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