Compañera
silenciosa de mis luchas.
Guardiana
protectora de mis miedos.
Sanadora
amorosa de mis heridas.
Compañera
de camino, del camino de la vida.
Amor
que plasma su amor en sus tejidos,
en sus
comidas,
en su
cuerpo que se funde en el mío en caricias.
Compañera
en triunfos y derrotas,
en
desvelos y noches de alegría.
Capaz
de soportar lo que nadie soporta.
Capaz
de amar al Alejandro que cualquiera dejaría.
Capaz
de ponerle orden a mi desorden,
de
traer a mi boca una sonrisa.
Tan
terca como incansable.
Tan
amorosa como la Virgen,
de ahí
su nombre, Maria.
Y
Serena, de cálida armonía.
Hermosa
compañera de camino,
madre,
esposa, amiga,
amor de
mi vida.
Sé qué
esperas mis palabras cada año,
y ellas
llegan, para nuestra alegría.
Atesoras
cada texto como un tesoro,
como un
premio, que te da la vida.
Son un
puente que nos une
y nos
unirá siempre.
Quien
lea las cartas sabrá que fuiste,
sos, y
serás, el gran amor de mi vida.
Ale
22 de
Agosto de 2015
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