viernes, 30 de mayo de 2008

La llegada de mi perra

Hermanos:

Hoy es viernes, seguramente muchos de ustedes ya están pensando en el fin de semana que se acerca, seguramente a todos nos va a servir para desconectarnos un poco de nuestras obligaciones semanales, para estar con nuestros seres queridos y para desestresarnos un poco.

Recuerdo que hace mas o menos 7 años, cuando llego a mi vida Felicia mi perra yo estaba absolutamente dominado por mi ego, mi situación económica era lamentable, la nacional no ayudaba para nada, por el contrario habíamos vivido la crisis del 2001 y el caos era generalizado, sobre todo en mi mente. Entonces llegaba a mi casa después de trabajar y detrás de la puerta estaba ella, esperando, a pesar de su escasa edad ya sabia a que hora llegaba, comenzaba a ladrar ni bien me acercaba a la puerta y cuando ingresaba no paraba de saltar y de sacudir su cola. Yo trataba de explicarle que estaba estresado, que necesitaba estar tranquilo pero ella además de no entender se inspiraba mas para molestarme, mordía mis zapatos, las medias, los pantalones, lamia mis piernas y mis pies, su alegría parecía no tener fin y yo no paraba de ahuyentarla sin conseguirlo. Así fue como durante algún tiempo convivimos, yo tratando de echarla y ella tratando de jugar.

Un día, luego de notar que mis intentos no daban resultado, preferí simplemente permitirme jugar con ella, comencé a hacerlo con mi mente aun en el trabajo, pero ella no se daba por vencida, seguía insistiendo en acaparar mi atención hasta que finalmente lo conseguía.

Después comenzó a ser una rutina nuestra que al llegar jugáramos juntos a lo que luego completamos con un paseo por el barrio, cosa que también se hizo costumbre para ella y por ende para ambos.

Me fui dando cuenta que en la medida que me conectaba mas con su propuesta de juegos, mas me desconectaba de mis preocupaciones y que esa hora de juegos conjuntos me permitía disfrutar mejor del resto del tiempo de descanso que tenia.

En esos juegos muchas veces ella intentaba lamerme la cara, las piernas y los pies siempre fueron su debilidad y yo se lo permitía por que además me daba un masaje descontracturante que me reconfortaba. Hasta que se lo permití, simplemente me relaje, cerré los ojos y la deje hacer lo suyo, me lamió toda la cara durante mas o menos 5 minutos, lo hizo hasta que decidió para de hacerlo, al principio mi cara estaba fruncida me daba algo de asco, intente relajarme y sentí las cosquillas que su lengua me provocaban y comencé a reírme a carcajadas, la deje y al finalizar note que mi rostro estaba rejuvenecido, mi expresión era mas juvenil ya que no estaba fruncida, además la piel estaba mas suave, sentí gratitud por lo que valore el tratamiento facial que me había proporcionado.

Se que mucho le debo a mi perra de mi transformación mental, se que ella me ayudo a encontrar el camino y a recordar no salirme de él, se que ella es un ser divino que dios puso ante mi para cumplir su misión, una misión que le llevo a hacerme mas ser y menos humano, a disfrutar mas de los animales, sobre todo de los perros, a ser un chico otra vez, a permitirme jugar, a ensuciarme en la plaza nuevamente como hacia al menos 20 años que no hacia.

En fin, me ayudo, me ayuda y cuando ya no este con migo me seguirá ayudando, por ahora se que nos quedan varios años juntos, muchos paseos, baños en el mar y en la pileta, pelotas, palos, caricias, compartir alguna picada o permitirle disfrutar los primeros bocados de un asado, muchas cosas vivimos y muchas viviremos, por que nos amamos, por que disfrutamos de estar juntos, por que ella me hace bien y yo siento que se lo retribuyo.


Gracias por estar.

SOY REIKI

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