Estaba empezando a recibir las vibraciones que se mueven en el aire cuando un texto empieza a tomar forma en el éter para plasmarse en palabras cuando me llegó un video.
Estaba madurando una idea sobre este 2020 que se esta terminando, repasando todo lo vivido, todo lo soportado. Para mi fue un año durísimo, el año más duro que me toco vivir en mis 47 años, un año visagra en el que sufrí mucho, y se que muchas personas también sufrieron, pero en los momentos de más sufrimiento recordé que si sufro es porque estoy vivo, si siento miedo, angustia, inseguridad es porque mi corazón late y tengo salud, tanta salud que me permito temer por en futuro.
Todo lo que sentiste este año, lo bueno y lo malo, es porque estas vivo, porque tu corazón sigue latiendo y porque aún te quedan cosas por aprender, metas que alcanzar, sueños que concretar.
A mi este año la vida me sacó de mi zona de confort, y eso me hizo valorar mucho más a los afectos, a las personas que me acompañaron y me acompañan en este proceso. A ellos, a todos ellos les doy gracias por su presencia, por su apoyo, porque sin ellos la caída hubiera sido muy dura, y gracias a su presencia en lugar de caer pude aterrizar.
Gracias a la familia, a los amigos que son la extensión de la familia, a los que se dieron cuenta que mi mirada estaba perdida y simplemente con su presencia me permitieron ver la profundidad de la vida hasta recordar que estamos de paso, que no existe el fracaso.
Que estamos vivos y lo que nos cuesta aceptar también es parte de la vida que nos corresponde vivir. A todos ellos, a los que reciben estas palabras, a mis seres queridos desencarnados, a los santos, a los guías, a los ángeles y los arcángeles gracias por empacar mi paracaídas.
Ale Flores
30 de Diciembre de 2020